miércoles, 25 de diciembre de 2013

Resumen de mi último mes

Que nadie se piense que ando desaparecida, simplemente tengo el blog algo abandonado, aunque sigo leyendo todos los blogs y webs de mi lista y a veces incluso comento algo. Últimamente la inspiración no me acompaña, tendré que plantearme escribir más como propósito de año nuevo (¡ja!). 

Desde que volví del curso en Madrid (¡ya hace un mes de eso!) pasaron varias cosas:

- Tengo proyectos laborales de los que aún no puedo contar nada porque aún no hay nada concreto. Estoy 50% ilusionada y 50% muerta de miedo. Espero que poco a poco el porcentaje vaya cambiando y la ilusión llegue al 100% y el miedo sea un gran 0% (¡ja!). 

- En la pizarra de la cocina de la casa de mi madre había una cuenta atrás: los días que faltaban para que uno de mis hermanos volviera de tierras muy muy lejanas tras una navegación muy larga. La cuenta atrás ya acabó, mi hermano ya está en casa, y el nido ya está completo, la gallina y los tres pollitos. Justo a tiempo para celebrar la Navidad en familia. El día de la llegada las cámaras nos rodeaban por todas partes y salimos en algún informativo y algún periódico.

- Junto con las bienvenidas, también hubo despedidas: Pinchiño, justo un año después de que nuestras vidas tomaran caminos separados, tomó una decisión laboral que le va a traer una suerte inmensa. Se va a trabajar a la otra punta del país. Vino a despedirse de todos los amigos y familia (porque siempre formará parte de mi familia) de la ciudad que fue su tierra adoptiva durante casi cinco años. Sabe que aquí siempre tiene una casa, que las cosas le van a ir de maravilla, y que la próxima vez que nos veamos, sólo vamos a tener buenas noticias. Merece todas las cosas buenas que le pasen y más, porque es una gran persona. Sé que en él tengo un gran amigo para toda la vida, y me enorgullece que él pueda decir lo mismo. El momento de la despedida fue triste, pero tengo la intuición de que esto sólo le va a traer cosas buenas.

- Probé las hamburguesas de canguro. En el congelador tenemos más canguro y cocodrilo. Me quedo con ganas de probar también el camello.

- Le encargué a mi hermano shikakai y amla de la India para lavar el pelo, pero los nombres de las hierbas se perdieron en las profundidades del whatsapp (bendito whatsapp) y no pudo ir a comprarlas. En su lugar me trajo millones de infusiones, galletas australianas en cantidades indecentes, pahsminas indias y souvenirs variados :)

- Tengo las manualidades algo abandonadas, porque mi taller de costura es una torre de cajones que tuve que quitar del salón para poner el árbol de Navidad. Como me da pereza ir a buscar la torre a la otra habitación, se me quitan las ganas de coser y ganchillar. Sólo hice unos chupeteros y una diadema para una preciosa niñita que acaba de nacer (bienvenida Almudena, tengo muchas ganas de conocerte), y unos baberos XL para los padres para hacer la broma. Es una niña muy deseada y no me extraña que a los padres se les caiga la baba.

- En el gimnasio nos hicieron "prometer" que estas navidades sólo vamos a engordar como mucho medio kilo (¡ja!).

- Sigo yendo a la presoterapia, llevo 9 sesiones. De medidas sigo igual, pero con las piernas llenas de pequeños moratones a causa del masaje con cepillo de madera. La esteticista me dice que eso es bueno, que son como pequeñas microliposucciones (¡ja!). Me encanta además su sinceridad a la hora de referirse a mis grasas incrustadas, a mi celulitis y a mi barriguita.

- Las navidades vuelven a ser navidades cuando hay un niño de dos años en casa. Ayer lo flipó cuando le dijimos que mirara debajo del árbol, que seguro que ya llegó Papá Noel. Abrió su regalo alucinando, y a la 1 y media de la mañana aún estaba saltando en el sofá gritando "¡bieeeen, fiesta!". La tristeza de estas épocas se calma un poco al verlo tan contento.

- Me compré una cafetera de cápsulas. Al comprar 10 cajas de cápsulas, la cafetera salía gratis. Sólo quedaban cápsulas de café negro. Yo no tomo café. Tengo una cafetera maravillosa y 99 cafés para las visitas (me hice uno porque me hacía ilusión estrenarla).

- Hace más de un mes fui a Ikea. Pregunté por unas láminas maravillosas que estaban en exposición. Me dijeron que estaban descatalogadas y que sólo se vendía el marco. La semana pasada volví a ir y volví a preguntar. Me las vendieron, y además rebajadas, porque para adaptarlas al marco las tuvieron que recortar y no me las podían vender al precio original. Además tenía descuento por comer allí, así que por 13 euros me llevé mis dos láminas maravillosas con sus marcos y 2 velitas. Luego fui al Primark y me compré, entre otras cosas, unos vestidos por 7 euros, o eso creía, porque al llegar a casa vi la etiqueta de uno de ellos y ponía 2´50€. Flipando.

- Me compré mi enésima poinsettia. Tuve una que me duró 3 años, pero tuve la feliz idea de transplantarla y se me murió. A ver si ésta sobrevive a las navidades.

- El otro día un desconocido me dijo que al verme se estaba acordando de las azafatas del Un, dos, tres. Yo pensé "vale, me quito mis gafas grandes y listo. Pero tú seguirás siendo imbécil".  

Todo esto dio de sí el mes de diciembre. Un broche final a un año realmente difícil, en el que nuestra fortaleza se puso a prueba y nos dimos cuenta de lo valientes que somos en las situaciones duras que nos pone la vida. ¡Pero no estamos aquí para hablar de tristezas!, así que hay que procurar sacar siempre la parte positiva de todo, y esa parte positiva es la unión de mi familia, que no permite que ninguno de los miembros flaquee, porque siempre están ahí los otros tres para sacarlo a flote. Aunque sea en la distancia. Así que este año, más que las navidades, lo que celebramos es nuestra unión, que no hay nada ni nadie en el mundo que la pueda debilitar.

Con todas estas reflexiones me despido hasta que me decida a escribir de nuevo, esperemos que pronto. Así que sólo me queda desearos a todos unas felices fiestas en familia, o junto a la gente que os quiere, que en realidad es lo que importa. ¡Besazos a todo el mundo!

lunes, 25 de noviembre de 2013

Segunda parte del curso

Hace un rato llegué a casa después de un fin de semana fugaz. Fui a Madrid a la segunda parte del curso que hice el mes pasado en Tarragona. Me reencontré con mis amigos, asistimos al curso, conocimos un poquito Madrid, y los tres días se nos pasaron en un suspiro. De nuevo fueron tres dias muy intensos, aprendimos mucho, trabajamos mucho, paseamos un poco, y ya nos estamos echando otra vez de menos. Hace unas horas estaba en Madrid, y ahora escribo esto desde mi portátil tirada en mi sofá.


Día 0:

Me levanto a las 5 de la mañana para coger el avión a las 8. Hacía 15 años que no viajaba en avión,  así que fui con un poco de miedo al miedo. Durante el despegue y el aterrizaje clavé las uñas en el libro, se me taponaron los oídos y resoplé. El resto del viaje fue bastante bien.
Llego a la T1 y me pongo a perseguir a los pasajeros de mi vuelo para poder encontrar la salida. Tardo 20 minutos.
Cojo un taxi y llego al hotel a las 9 y pico de la mañana. Les pido que me guarden la maleta, ya que no puedo hacer check-in hasta las 3 de la tarde. Me voy a pasear. Me espera un largo día paseando sola por Madrid adelante. Mis amigos no llegan hasta mañana.
Echo a andar por una calle muy recta y muy larga para saber volver después (tengo el mismo sentido de la orientación que un gato de escayola). Llego a una avenida, y el resto de la mañana deambulo por esa zona. Me encanta el frío de Madrid. Voy abrigada, y sólo tengo frío en la cara y en las manos. Desayuno dos veces más. Estreno el GPS del móvil. Me compro un libro de puzzles japoneses y me voy un rato a un parquecito soleado hasta la hora de comer.
Después de comer voy al hotel, ya me dejan entrar. Me encuentro con una famosilla y me saco una foto con ella. Me instalo, me tiro en la cama y leo toda la tarde. Me doy un brutal baño de espuma. De noche bajo al bar de al lado, me cojo un bocata, lo subo a la habitación y ceno en cama.
Encima de la almohada nos dejaron unas tiras nasales de muestra. Genial, estoy acatarrada. Las estreno.


Día 1: 

 Las tiras nasales son difíciles de quitar. Muy difíciles de quitar. Al quitarla, me quedó la nariz un poco ancha durante un ratito, pero luego todo volvió a su ser.
Bajo a desayunar (buffet libre, te adoro). Zumo, café, pà amb tomàquet, y crema de vainilla con chococrispis. Y medicinas anticatarros. Me encuentro con una chica de mi grupo. ¡Empieza el reencuentro! Los otros tres no aparecen. Recogemos nuestro material y entramos.
Vemos algunas caras conocidas del curso anterior. Al rato, miramos para atrás y aparecen los otros tres, que llegaron tarde, sentados al fondo.
El café del desayuno me sienta de cine y me quita el sueño, cosa que es de agradecer. Normalmente no tomo café porque me da taquicardias. El curso me sienta bien.
En el descanso café se produce el reencuentro verdadero. ¡Los cinco reunidos de nuevo!
Comemos en un sitio cercano y volvemos al curso. Por la tarde toca práctica. No paramos de aprender.
De noche bajamos a cenar al mismo sitio del mediodía, y cogemos un par de metros para ir al cine a ver la segunda de Los Juegos del Hambre. Pobre Katniss. Esa chica sí que encadena un trauma tras otro, además de tener una figura de apego insegura. Podríamos aplicar todas las técnicas aprendidas en el curso con ella.
Al llegar del cine cotilleo un rato el Facebook desde el móvil, y sin querer le mando una solicitud de amistad a una ex amiga. La cancelo, y me quedo con la duda. ¿Le llegará? ¿No le llegará?


Día 2: 

 Cambio el pà amb tomàquet por tortitas con sirope de arce y de chocolate. El famoso sirope de arce de las pelis americanas me decepciona, me lo imaginaba más rico.
El curso sigue genial, seguimos aprendiendo mucho.
Vamos a comer a otro sitio diferente, y volvemos pronto para la práctica de la tarde.
Al acabar, bajamos al centro a cenar y a dar una vuelta, o unas cuantas. Estreno mi gorro de lana. Probamos los famosos bocatas de calamares del Rúa y el chocolate con churros de San Ginés. Dimos un paseo muy agradable. Una chica del grupo nació en Madrid, por lo que hizo de anfitriona y de guía. Me quedé con ganas de probar todos los pastelitos y dulces de la pastelería del mercado.
Llego al hotel absolutamente rendida, pero tengo que dejar la maleta medio preparada. Suspiro.


Día 3:

Después de ducharme termino de hacer la maleta. En el descanso café hago el check-out y dejo la maleta en recepción. Empieza a invadirme la morriña.
Al mediodía nuestra amiga se va, tiene que coger un avión y tiene un niño pequeño que mañana tiene cole. Quedamos cuatro, un poco más tristones.
La práctica de la tarde resulta muy productiva, seguimos aprendiendo hasta el final. Nos dan el diploma, y comienzan las despedidas.
Recojo mi maleta. Nos vamos para la puerta. Les doy un abrazo, y me meto en el taxi. Ellos se quedan una noche más porque tienen otro vuelo. Me pregunto cuándo nos vamos a ver los cinco otra vez. A dos de ellos los voy a ver a menudo, pero los otros dos viven lejos. Es curioso cómo se construye una amistad, cómo puede conectar la gente. A tres de ellos los conozco de estos dos cursos, y los considero mis amigos.
En el control me quito el abrigo, el gorro, la pañoleta, las botas y el neceser de líquidos. Al pasar por el arco, pito. Una chica me cachea. Es la primera vez que me cachean en mi vida. A lo mejor se piensan que guardo una katana en el cinturón o una escopeta en el cuellito bebé del jersey.
No lloro en el avión porque todo sucede tan rápido que no me da tiempo a procesarlo. A las 6 me fui para el aeropuerto, a las 8 y pico cogí el avión, y a las 11 y pico estaba en casa. Con una morriña horrorosa, mezclada con la satisfacción de tener el curso terminado y de todo lo aprendido, más la alegría de ver a mis amigos y la tristeza de separarme de ellos. Fueron unos días de emociones muy intensas y aprendizajes muy fuertes. Necesito dormir para procesar todo esto. Mañana será otro día. Siento que este post acabe así de melancólico, pero estoy escribiendo un poco sin pensar, para desahogarme. Las próximas publicaciones ya serán más en mi línea de floresmariposasarcoirisplastilina".

sábado, 26 de octubre de 2013

Mi primera sesión de presoterapia

No, esto no se va a convertir en un blog de belleza (entre otras cosas, porque no tengo ni idea de potingues, sólo sé hacerme bien la raya del ojo). Pero sí me apetece contar mi experiencia de primeriza en este mundillo.

Hace unos días participé en un concurso de Facebook organizado por un salón de estética cercano a mi casa, donde sorteaban una pedicura. Me tocó, fui a hacer la pedicura, y me convertí en clienta. Pedí un bono de presoterapia por dos motivos:

- Por curiosidad.

- Para ver si, entre la presoterapia y el gimnasio, me animo a comer bien y pierdo unas toneladas unos kilitos que me sobran.

Hoy por la mañana me presenté allí. Los pasos que realizaron fueron los siguientes:

1.- Masaje masoquista: 
Me hicieron un masaje en las piernas y la barriga con un cepillo con púas de madera. Vale, las púas terminan en bolita. Pero si tienes mala circulación (como es mi caso), duele más que parir. Bueno, esto último no lo sé, sólo estaba exagerando.

2.- Máquina infernal: 
O como le llaman ellas, plataforma vibratoria. Te dan un pantalón de papel, y te colocas en la máquina de pie, agarrando las asas. La postura correcta es con las piernas un poco flexionadas, la pelvis hacia adelante, y apretando el culete y la barriga. Diez minutos de vibración, y te sientes como si acabaras de correr la maratón de San Silvestre. Yo que pensaba que consistía en subirse, temblequear y ya está, y me bajé del aparato ese sudando como un cochinillo.

3.- Tensiómetro gigante:
Después te tumbas en una camilla, y te envuelven en unas botas de astronauta que llegan hasta debajo del pecho. Estás media hora tumbada mientras el traje espacial te comprime hasta las entrañas, como si te estuvieran tomando la tensión a lo largo de todo tu ser.

Resultados: llevo sólo una sesión, no seáis ansias. Pero llegué a casa y, totalmente concienciada con la causa, me tomé una infusión de cola de caballo y me puse a bailar zumba por el pasillo mientras pasaba la fregona.

¿Repetiré? A pesar de todo lo que acabo de contar, sí voy a repetir. En primer lugar, porque tengo un bono de 8 sesiones. Y en segundo lugar, porque soy una exagerada y en realidad la tortura china que os acabo de contar no es para tanto. ¡Y quiero ver resultados! En realidad lo ideal sería hacer 2 sesiones a la semana, pero por falta de tiempo yo sólo puedo hacer una. Si me cuido, yo creo que algo voy a conseguir.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Estoy de vuelta, muy cansada, y un poco más sabia

Parece que ya pasó una semana desde que me marché a Tarragona a hacer el curso. El tiempo se me pasó volando, y al mismo tiempo vivimos muchas cosas en tan sólo tres días, como un pequeño Gran Hermano (como dijo A., en "Tarragona todo se magnifica").

Día 0: El viaje de ida

Los tres compañeros que decidimos realizar el curso quedamos, con nuestras maletas, muchos nervios y mucha ilusión, en la ciudad donde viven ellos para salir en coche desde allí. Mi madredepacienciainfinita madrugó conmigo y me acercó.
Tras muchos kilómetros, paramos a comer en el área de servicio de un pueblo que se llamaba nosequé del Páramo.
Por la tarde - noche, los chicos necesitaban un estanco. Paramos en Quinto (Zaragoza). La chica del estanco le dijo a otra que ya tenía que cerrar, que es jueves, y ya se sabe lo que pasa los jueves. Nos quedamos con las ganas de saber qué pasa los jueves en Quinto.
Llegamos a Tarragona a las 11 de la noche o así. Como los del hotel estaban avisados de nuestra llegada, buscamos un sitio para cenar antes de buscar el hotel. Acabamos en un McDonalds. A mi amigo A. le entró la risa, porque quería pedir un McPollo y en el cartel ponía McPollastre, algo lógico cuando en catalán se llama así (pero tengo que reconocer que a mí pollastre también me parece una palabra supergraciosa, por supuesto dentro del respeto al idioma).
Donde yo vivo, si pides un McMenú y no especificas nada, te ponen el pequeño. En Tarragona me pusieron el grande, seguramente pensaron "esta chica debe de ser de buen comer", o me vieron cara de hambre.
Llegamos al hotel, y subimos a nuestra acogedora habitación con tres camitas. Me tocó la supletoria (ellos fueron más rápidos en poner sus mochilas encima de sus camas), pero era muy cómoda. Qué maravilla, hace calor y puedo dormir con la sábana sola. Dormí como un bebé.


Día 1: El curso y la gente

Suena mi despertador ("Good morning, papapapapapapapapa good morning"). Me levanto yo primero para ducharme con calma y terminar de prepararme mientras los demás se duchan. Tengo la suerte de que el lavabo está fuera del baño y puedo maquillarme sin perder el tiempo.
Bajamos a desayunar. Redescubro el maravilloso sabor del pà amb tomàquet. Desayuno como una reina. 
Bajamos al curso, recogemos nuestra carpeta y acreditaciones y entramos.
Al principio nos dieron un montón de teoría, pero necesaria. Yo escuchaba con los ojos muy abiertos. A nuestro lado se sentó una chica encantadora, ya se quedó con nosotros el resto de los días, diciendo que los gallegos la adoptamos. Más maja.
Salimos a comer con nuestra nueva amiga, y se nos unió más gente, otro chico y otra chica. Nos fuimos a un chino.
Por la tarde, además de la teoría, hicimos una pequeña práctica, tanto en el papel de pacientes como en el de terapeutas. Salimos encantados.
Por la noche salimos a cenar por el centro, y nos volvimos a encontrar con los amigos del mediodía. Acabamos en una terracita en la plaza del Ayuntamiento, cenando la mar de a gusto, y creando un grupo de Whatsapp para seguir diciendo burradas aun sin vernos. Es genial la conexión que estamos creando con gente de todo el país, y lo bien que nos llevamos todos.
Volvemos al hotel a las 2 de la mañana. 


Día 2: Seguimos aprendiendo

Good morning, papapapapapapapapa good morning. Me levanto zombi. Desayuno zombi. En el curso (que continúa siendo muy interesante) tengo tanto sueño que me bizquea un ojo, pero sigo prestando el 100% de atención.
Vamos a comer a un sitio de menú. Rompo mi abstinencia de cafeína de más de dos años tomándome un café con leche clarito, rezando para que no me provoque taquicardia.
El café me sienta de cine. La tarde la dedicamos a la práctica pura y dura, como terapeuta, como paciente y como observador. Una experiencia alucinante.
En la habitación hace calor, en el curso ponen el aire y hace frío, en los descansos bajamos a la puerta y hace calor... Parecemos un anuncio de Actimel. 
Quedamos para cenar con nuestros amigos, pero acabamos siendo un grupo grande de gente que se nos fue uniendo. Vamos a la terraza de un italiano, y luego a la plaza del Ayuntamiento a tomar un mojito de fresa. Es maravilloso poder estar de noche en la calle con manga corta y una rebequita fina.
Algunas de las chicas hablaban catalán entre ellas, y yo las escuchaba atentamente para ver cuántas cosas entendía (al fin y al cabo, el gallego y el catalán son primos hermanos). Cuando se daban cuenta de que había gente de otros sitios, cambiaban al castellano. Yo siempre les decía que no se preocuparan, que de hecho me gusta oír hablar en catalán, pero seguían en castellano.
Volvemos al hotel a las 2 de la mañana. Otra vez.


Día 3: La despedida

Good morning, papapapapapapapapa good morning. Abandono mi querido Colacao para desayunar un café que me devuelve la vida y el alma.
Seguimos aprendiendo un montón, estoy convencida de que este curso me va a ser muy útil.
Vamos a comer a una bocatería con un montón de compañeros del curso.
Por la tarde, de nuevo práctica. Vuelve a ser alucinante, todo lo que diga es poco.
Empiezan las despedidas. La gente tiene que coger buses, trenes y aviones, y nos despedimos de ellos en la puerta, no sin antes ponernos a recopilar emails y whatsapps como locos. Creamos otro grupo.
Uno de nuestros amigos se queda, y nos vamos a cenar con él después de dormir una mega siesta tardía.
Tras cenar, vamos a dar una vuelta por la cuidad. Vemos las ruinas romanas, la catedral (llegamos a tiempo de ver cómo recogían los puestos del mercado medieval, qué pena), y toda la zona vieja. Acabamos, cómo no, tomándonos un mojito de fresa.
Esta vez no llegamos a las 2 de la mañana. Llegamos a la 1.
En el baño del hotel había UNA CUCARACHA DEL TAMAÑO DE WISCONSIN. Empecé a dar vueltas por la habitación dando grititos y saltitos, y A. la pisó. Varias veces. La cucaracha ya no puede caminar.


Día 4: El viaje de vuelta

Good morning, papapapapapapapapa good morning. Los restos mortales de la cucaracha continuán ahí. Desayunamos, un poco melancólicos, en el comedor vacío. Espidifen con Colacao.
Paramos en Zaragoza, compramos unos bocatas y seguimos.
Duermo una minisiesta, y cuando me despierto vamos por Madrid. WTF.
Paramos en Madrid a comer los bocatas a las 5 de la tarde. Alguien debería decirles a los que diseñan las áreas de descanso que la mitad de la población no podemos hacer ciertas cosas en un árbol o contra un muro.
En León empezamos a ver nubes oscuras. Mi madre me advierte que en Galicia hay alerta por viento y lluvias.
Uno de nuestros amigos, que volvió a casa en avión, nos manda fotos desde la playa. 
A medida que nos acercamos a la línea del mapa, parece que estamos entrando en Mordor. Al cambiar de comunidad, empieza a llover.
Los últimos kilómetros son horrorosos, llueve tanto que no se ve la carretera. Me vuelve a doler la cabeza.
Llegamos. Ellos ya pueden ir a descansar a sus casas. A mí me recoge mi madre y aún nos quedan 80 km.
Me da la migraña fuerte. Llego a casa a las 11:30, me tomo otro Espidifen (mi gran amigo fiel), me meto en cama y, tras dedicar mi último pensamiento del día al curso y a mis nuevos amigos, me quedo dormida.


Reflexión: 

Repasando todo lo que me enseñó este curso, se me ocurrió la comparación con un tren:

- En la carrera me enseñaron qué es un tren, para qué sirve, y cómo se viaja en él.

- En el trabajo que tuve, fui pasajera en un tren que daba vueltas y no me llevaba a ningún destino.

- Los últimos meses estuve en la estación, buscando el tren adecuado.

- En este curso me están enseñando a pilotar trenes. Cuando realice el segundo nivel del curso, podré manejar un tren yo sola.

- Algún día, no muy lejano, voy a tener mi propio tren, lo voy a conducir yo, y va a llegar tan lejos como yo quiera.


Reflexión final: 

Hoy cené pà amb tomàquet. ¡Qué cosa más rica!



miércoles, 16 de octubre de 2013

Era una chica muy mona, aaaah, que se fue a Tarragonaaaa

Pues eso, que mañana madrugo un montón y parto rumbo a Tarragona para hacer un curso muy importante para mi profesión. Van a ser tres días muy intensos, así que andaré desaparecida de estos lares. ¡A la vuelta voy a tener muchos blogs que leer!

Va a ser la cuarta vez que visite tierras catalanas. La primera vez, fui a Port Aventura en la excursión de fin de curso de 8º de EGB (¡qué tiempos!). La segunda, un viaje exprés a Barcelona a ver el programa de Buenafuente (si alguna vez encuentro el relato que escribí de ese viaje lo pienso publicar, no tiene desperdicio). La tercera, unas vacaciones en pareja en 2008. Y ahora, un viaje de formación. ¡Voy a acabar aprendiendo catalán y todo!

domingo, 13 de octubre de 2013

Conversaciones de besugos (X)

Situación: Viernes noche, en un pub. Me retoco el pintalabios rojo en un lavabo con espejo que está fuera de los baños (¿?). 



Un chico que sale del baño: Ahí, dale al Russian Red.


Yo: Ojalá. Es Rojo Mercadona.



jueves, 10 de octubre de 2013

Duda tecnológica, informática, o llámale como quieras

Hace poco me volví a aficionar a escuchar música mientras estoy en casa. Retomé mi cuenta de Spotify y creé una cuenta llamada "música para limpiar". Empecé a meter todas las canciones con las que me apetece usar la fregona como micrófono. Mi lista fue creciendo con música muy variada (cada día añadía una o dos), conectaba los altavoces y andaba toda feliz y animada por casa, hasta que... mi amigo Spotify me dijo que se me acabaron los minutos. Listo. No hay más. Adiós cuenta.

Ayer me hice una cuenta de Grooveshark. Creé de nuevo la lista, y empecé poco a poco a añadir las mismas canciones, más otras que fui encontrando (¡¡tienen todas las de zumba!!). Cuando llevaba 43, de repente dejó de funcionar. Hay un error con esta canción. Y así con todas.

Probé a descargarme el Grooveshark Portable para no usar la versión web. Tampoco funciona. ¿Algún alma caritativa sabe por qué me da error, y cómo puedo solucionarlo?

martes, 8 de octubre de 2013

Actores que confundo

Normalmente tengo buena memoria, pero a veces estoy viendo una película y tengo que hacer un verdadero esfuerzo para acordarme del nombre de un determinado actor, ya que sólo me sale el nombre de otra persona. Éstos son los actores con los que más me pasa (o me pasaba):





- Leslie Nielsen y Steve Martin: 




A estos dos me costó añísimos diferenciarlos. Ahora sé quién es cada uno, pero el nombre de Steve Martin nunca me sale. Lo soluciono con "el del pelo blanco", que vale para los dos y normalmente la gente te entiende.

- Vi una peli de "el del pelo blanco". 
- ¿Leslie Nielsen?
- No, el otro.






- Ben Stiller y Adam Sandler: 




Estos dos se parecen lo mismo que un huevo a una castaña, pero para mí son intercambiables. Si me dices el nombre de uno y me enseñas la cara del otro, me lo creo.





- Sharon Stone, Kim Bassinger y Michelle Pfeiffer: 







No es que se parezcan demasiado, sólo en que son rubias, tienen edades similares, y triunfaron en la misma época, pero las confundiré toda la vida.




- Russell Crowe y Gerard Butler: 





Tienen un aire, no me digáis que no.




- Isla Fisher y Amy Adams: 



Podrían pasar por gemelas si no fuera por el color de ojos.




- Harrison Ford y otro actor del que ahora mismo no recuerdo el nombre, por eso no puedo buscar su foto en Google: 


En cuanto me acuerde, actualizo el post.


EDITADO: Robert Redford:


No se parecen, pero les intercambio los nombres.





EDITADO DE NUEVO: No era Robert Redford! Era Kevin Costner!






- Ryan Gosling y Ryan Reynolds: 





No se parecen, pero yo les intercambio los apellidos.




- Jennifer Garner y Rachel McAdams: 




Ahora ya no las confundo, pero antes me pasaba mucho, y eso que sólo se parecen un poco en la boca y la mandíbula.


Seguro que hay alguno más que ahora no recuerdo. ¿A alguien más le pasa?

viernes, 27 de septiembre de 2013

Alisado de keratina: mi experiencia

Hace cosa de un mes decidí ir a la pelu a que me hicieran el alisado de keratina. Como ya pasó un tiempo, ya puedo opinar sobre el resultado, y no puedo estar más contenta.

Acudí a una peluquería que descubrí hace poco porque en ella trabaja una chica que conozco y que ya me atendió varias veces en la pelu donde trabajaba antes.

El procedimiento del alisado de keratina es largo y aburrido, pero el resultado merece mucho la pena. Mi pelo es ondulado/rizo (tengo un rizo grande), y ahora salgo de la ducha con el pelo casi liso.

En primer lugar me lavaron el pelo, frotando mucho para que se abriera la cutícula. No recuerdo si después me secaron el pelo, pero creo recordar que sí :P
A continuación, me aplicaron la keratina mechón a mechón, y una vez aplicada, tuve que esperar un buen rato con el producto aplicado.
Después me pasaron la plancha para alisar, y tras esperar otro rato, me lo lavaron de nuevo. Por último, me lo secaron con secador, sin cepillo ni nada, y mi pelo estaba totalmente liso y suave. En total, todo el proceso duró unas tres horas, durante las cuales me leí un par de revistas y mantuve unas cuantas conversaciones con las peluqueras.

¿Ventajas de la keratina? Todas. El pelo queda liso y con aspecto sano, una maravilla.

¿Inconvenientes? Yo le vi tres:

- Al abrir la cutícula del pelo, el tinte que tengas escapa por patas. Yo lo tenía teñido de rojo y acabé casi rubia, no digo más. Al quedarme tan claro, hoy aproveché para teñirme de cobrizo anaranjado (era el color que me faltaba) y me encanta.

- Después del tratamiento, hay que pasar tres días sin lavar ni mojar el pelo, ni deformarlo con coletas ni horquillas. A mí me coincidió con tres días de calor espantoso (un saludo para el cambio climático), y yo, que soy de naturaleza sudorosa, esos días dormí con la ventana abierta y procurando no pasar calor. El primer día, salí de marcha con un abanico. El segundo día, me descubrí una onda, le pasé la plancha, y sin problema. El tercer día, parecía que acababa de sacar la cabeza de la freidora y me picaba todo. Como mi pelo es muy largo, tuve que usar un gorro de ducha superfashionchinostyle.

- El champú. En la pelu recomiendan usar uno sin sulfatos. Yo, toda confiada, no lo compré en la peluquería, pensando que en algún supermercado podría conseguir uno. MAL. Hay champús sin siliconas, sin parabenos y sin grasas vegetales parcialmente hidrogenadas, pero no sin sulfatos. Recordé todos los artículos leídos en internet acerca del co-wash (lavar el pelo sólo con acondicionador) y del no-poo (lavar el pelo con bicarbonato y vinagre). Así que me lancé a la piscina, compré bicarbonato y decidí utilizar el vinagre de frambuesa para el pelo de Deliplus (por cierto, cuando lo compré era color frambuesa, y unos días más tarde se volvió verde. VERDE). Cuando acabé el vinagre de frambuesa, compré el de manzana, que es el que recomiendan.
El día que al fin pude lavar el pelo un coro de angelotes entonaba el "Aleluya", preparé los mejunjes, me los apliqué, y milagro, mi pelo estaba limpio. Durante unos días conseguí lavarlo un día sí y uno no. Mientras tanto, me puse a investigar champús naturales por internet. Me compré por ebay uno a base de aceite de aguacate y nosequé. Una caca pinchada en un palo. Es un líquido que no hace espuma y que, aunque lo eche sólo en las puntas, el pelo queda graso.
Mientras no me llegó el champú, seguí con el bicarbonato. ¿El problema? Aunque el pelo me quedaba limpio y desenredado, las puntas quedaban estropajosas, incluso las del flequillo. De vez en cuando echaba algo de acondicionador o mascarilla, y el problema mejoraba un poco. Luego me llegó el champú de ebay, y pasé al problema contrario.
Como tenía previsto acudir a un festival con acampada, y no me iba a llevar mis mejunjes (ni el champú aceitoso), fui a una tienda de cosmética profesional y me compré un champú sin sulfatos y con keratina. Por 18 euros no sé si es champú o sangre de unicornio. Este champú tampoco hace espuma y deja el pelo como apelmazado, por mucho que lo aclare. Eso sí, huele muy bien, como a clavel.
Mi última esperanza está en las hierbas indias (o Shikakai) que me llegaron hoy a casa tras varias semanas de espera. Aún no las probé, ya que fui a la pelu a teñirme. Si me funciona, me las compro por toneladas.

En resumen: estoy muy contenta con el resultado del alisado, que bien cuidado puede durar 4 meses, aunque sigo un poco desesperada en mi búsqueda del champú perfecto.

domingo, 25 de agosto de 2013

Camino de Santiago: pequeños consejos

Antes de nada, quiero decir que estos consejos están basados en mi muy humilde experiencia. No tienen por qué servir para todo el mundo, simplemente es lo que me sirvió a mí.

- Duerme en hoteles y/o hostales. Si tienes mucho afán aventurero y no te duele la espalda puedes dormir en albergues. En mi caso, si duermo en una esterilla, al día siguiente me tienen que recoger con pinzas, ya que mi pobre espalda no lo soportaría. Pero si eres fuerte, adelante. Nosotras queríamos algo sencillo, con tal de que tuviera una cama limpia y ducha ya nos valía. Hoteles de ese tipo hay a patadas.

- Si duermes en hoteles, contrátalos sin desayuno. El desayuno encarece un montón el precio final, sale más barato desayunar en cualquier cafetería. 

- Contrata un servicio que te lleve la mochila. Por 5 euros por mochila, te la llevan de un hotel a otro. Lógicamente, si hay que hacer 3 traslados, como tuvimos que hacer nosotras, te cobrarán 15 euros. Mi espalda y mi cuerpo entero agradecieron enormemente esta decisión. Si contratas este servicio, puedes meter más "porsiacasos" en la mochila: otros tenis "por si acaso" rompen o se mojan, mil calcetines "por si acaso" los tengo que cambiar muchas veces, gel y champú "por si acaso" en el hotel no hay...

- Ve con gente con la que creas que vas a congeniar. Parece una tontería pero no lo es, son muchas horas con las mismas personas. 

- Lleva calzado usado y adaptado a tu pie. Nada de pasar por el Decathlon el día anterior.

- Entrena. Sube escaleras, ve andando al trabajo, baja al perro, da un paseo por la playa... lo importante es habituar a los músculos a moverse para evitar agujetas, tirones y dolores. 

- Madruga. Es mejor andar todo de un tirón por la mañana, comer y relajarse, que tener que seguir andando después de comer.

- Olvídate un poco de la estética. Si te maquillas, acabarás como un oso panda. Y las planchas del pelo no vienen a cuento. Mallas, camiseta, coleta, y lista.

- Toma bebida isotónica. Revitaliza mucho mejor que el agua, y evita que pierdas tanto líquido. Se agradece cuando tienes que hacer pis en medio del monte. 

- Lleva un bastón, o busca un palo. Ayuda mucho en las cuestas.

- Para subir una cuesta pronunciada, ve mirando al suelo y dando pasitos pequeños. Evita dar zancadas largas porque te faltará el aire, y no mires hacia arriba, porque te agobiarás viendo todo lo que queda por subir.

- Lleva protector solar elevado para cara y cuerpo.

- Lleva los medicamentos que necesites habitualmente, además de algún analgésico (paracetamol o ibuprofeno), apósitos para las ampollas (tipo compeed), pomada para el dolor muscular, una tijera pequeña, hilo y aguja para las ampollas. Hacerse las curas en las ampollas puede dar grima, pero es necesario para que vayan curando y duelan menos si tienes que seguir andando. Andar sobre una ampolla sin curar es infernal. Para hacer las curas, hay que atravesar la ampolla con una aguja enhebrada con un hilo de algodón. El hilo tiene que quedar dentro para drenar. No es necesario que sobresalga mucho hilo, con un par de centímetros llega. Tras "coserlas", hay que desinfectarlas con betadine o similar y dejarlas toda la noche sin cubrir. Al día siguiente, si hay que volver a andar, cúbrelas con un apósito tipo compeed. Si no vuelven a salir ampollas nuevas, el apósito se deja puesto hasta que caiga solo, haciéndote parecer un zombi mudando la piel. Si salen ampollas nuevas, es mejor retirar el apósito con cuidado poniendo el pie bajo un grifo y hacer las curas de nuevo.

- Sigue tu propio ritmo. No intentes ir tan rápido como otros, porque al final el cuerpo las paga. Las indicaciones del camino están muy bien y nadie se pierde, ni siquiera yo, que tengo el sentido de la orientación atrofiado.

- Te cruzarás con muchos vecinos que están encantados de saludar a los peregrinos y desearles buen camino. Con el resto de los peregrinos que te encuentres también hay una costumbre no escrita de desear buen camino. Incluso los perros y gatos de las casas salen a saludar.

- Come algo dulce, como gominolas, para reponer azúcares y evitar las agujetas.

- Lleva calcetines sin costuras. La ropa interior mejor también sin costuras y cómoda.

- Es necesario llevar kleenex o papel higiénico. En el monte no hay baños públicos. Si tienes mucho aguante, puedes esperar desde una población hasta otra, aunque en los tramos de carretera hay bares.

- Si vas en grupo y hay buena relación, podéis hacer un bote con el dinero y que lo lleve una persona, que será quien se encargue de pagar en todas partes. Si hay confianza, no es necesario pedir tickets ni leches, con la buena voluntad llega. Y si sobra algo de dinero al final, se puede repartir entre todos o quedar otro día todos juntos para tomar algo (nosotras vamos a hacer esto último).

- La preferencia de las indicaciones es: primero concha y después flecha. Sigue sólo las flechas de color amarillo, pero fíate sobre todo de las conchas.

- Cuando llegues a Santiago, has de saber que en la zona vieja es muy caro comer (y nosotras comimos fatal). La zona nueva está relativamente cerca y hay muchos sitios con precios aptos para universitarios. Es más, cerca de la Catedral está la Facultad de Medicina, allí el menú es muy barato.

Y hasta aquí mi crónica del Camino, prometo que ya no doy más la lata con este tema :)



Edito y añado dos consejos más:

- Corta las uñas de los pies al menos una semana antes, si es que hace falta. Las uñas deben estar bien rectas, y con cuidado de que no crezcan clavándose en la piel. Yo cometí el error de ir a la podóloga 4 días antes, mejor ir después.

- No lleves anillos. Al andar durante largo tiempo, las manos tienden a retener líquidos y los dedos acaban como choricillos. De vez en cuando es conveniente llevar las manos un poco en alto, agarrando las asas de la mochila por ejemplo. De todas formas la hinchazón se pasa enseguida, soobre todo haciendo ejercicios como abrir y cerrar las manos.

Y ahora sí, ¡ya paro!

Camino de Santiago: mi experiencia

Tras un par de días hibernando, cojeando y recuperándome, estoy en condiciones de redactar mi crónica sobre el Camino de Santiago.

Lo primero, y más importante:
















¡¡LO CONSEGUÍ!! ¡¡SOY LA CAÑA!!












Os cuento aquí mi humilde experiencia por si a alguien le sirve algún día, incluso me atrevo a dar algún consejo y todo. Vamos a ello.

- Domingo (Día 0): 
Nos llevan en coche a Pontevedra, el punto de inicio de nuestra primera etapa. Dejamos las mochilas en el hotel y bajamos al centro a tomar algo. Pontevedra está de celebración, son las fiestas de la Peregrina y en la calle hay ambientazo.  Paramos en varias terrazas, y acabamos cenando con Paloma San Basilio de fondo (otro día os cuento el día que estuve estudiando en la biblioteca escuchando a Pavarotti, que actuaba a 200 metros). Entre empanada, calamares y cañitas, nos dieron las dos y pico de la mañana. Las mochilas nos las recogen a las 8:30 h. para trasladarlas al siguiente hotel, así que hay que madrugar. Dejamos preparada la ropa del día siguiente. "El despertador sonará en 4 horas 55 minutos". Buff.
Apoyo la cabeza en la almohada y me quedo frita.


- Lunes (Día 1): 
 Me despierto medio zombi. Mi compañera de habitación ya está duchada. Me ducho a toda leche (me encanta la sonoridad de esta frase. Probad a decirla varias veces: me ducho a toda leche, me ducho a toda leche,me ducho a toda leche...).Cierro la mochila grande y compruebo que en la mochila pequeña llevo todo lo necesario: cantimplora, camiseta y calcetines de recambio, compeed (mis grandes amigos), gominolas, una visera, pañuelos de papel, cartera, tabaco y móvil. Bajamos, pagamos, dejamos las mochilas y buscamos una terraza para desayunar.
A las 9 h. arrancamos hasta la estación, que es donde nos dijeron que empieza el camino. Encontramos la primera concha, y nos hace tanta ilusión que nos sacamos un montón de fotos. Empezamos el Camino en serio. Las indicaciones (conchas de vieira y flechas amarillas) nos llevan hacia el centro. Hicimos el tonto yendo por la estación, pudiendo ir directas hacia el centro, pero... ¿qué es un kilómetro de nada? Vamos la mar de animadas.
A las 11 y pico llevamos 8 km. andados y decidimos descansar. Bebemos agua, comemos gominolas, fumamos un piti y hacemos un pis. Continuamos la segunda parte de esta etapa. Pronto empezamos a dividirnos, las dos más rápidas van delante, y las más lentas vamos unos metros detrás de ellas. Pasamos por delante del desvío que va a los molinos de Barosa. Es un sitio precioso, pero está a 200 metros y hay que ahorrar fuerzas, así que no nos desviamos del camino y seguimos. Cuando llevamos 19 km., siento que no puedo más. Me duelen un montón los talones, un poco los riñones por forzar la postura, y tengo hambre. Decidimos continuar para terminar la etapa, ya que si parábamos para comer, en la sobremesa nos entraría el bajón y nos costaría horrores llegar. Esos 4 km. fueron horribles, cojeando entre viñedos. Me acuerdo de mi madre insistiéndome para que comprara un bastón de montañismo en Decathlon. "No, mamá, ninguna lo lleva". Una sí lo llevaba, y no se lo voy a pedir. Encuentro un palo que se convierte en mi gran amigo fiel.
Por fin, a las 3 de la tarde llegamos a Caldas de Reis. Nada más entrar en el pueblo, nos esperaba, majestuoso, un precioso mesón con comedor sobre el río. Al sentarnos, vimos el cielo. Al beber, otro tanto. Al comer, un paraíso. Y al descalzarnos, ya ni te cuento. Poco a poco fui volviendo a mi ser. Al acabar de comer, me miré los pies. Tenía en los talones unas vejigas del tamaño de Oklahoma. Me puse unos compeed y terminé de recuperar mi mismidad.
Llegamos al hotel, subimos las mochilas, nos pegamos una superducha, y pasamos un rato tiradas en la cama viendo la tele y comiendo gominolas. Después bajamos a tomar algo y a cenar, consumimos Espidifen como yonkis y vamos para cama algo antes que el día anterior. Dedico un rato a hacerme las curas en los pies: pinchar las ampollas, atravesarlas con un hilo de coser, dejar el hilo dentro, y desinfectar con betadine. Super agradable todo.
Sueño con viñedos y con el niño del anuncio de UN PALOOOOOOOOO.


- Martes (Día 2): 
 Me levanto como el hijo de Quasimodo y Pozí. Me duelen los pies, las piernas, los riñones y la cabeza. La ducha, el Espidifen, los compeed y el desayuno hacen milagros, y tras una sobremesa del desayuno indecentemente larga, puedo continuar.
Decidimos que las dos más rápidas pueden ir delante y nosotras a nuestro ritmo, sin intentar alcanzarlas para no forzar la máquina como el día anterior.
Llevo esta etapa con mucho ánimo, además es la más corta. Me duelen los pies, y las piernas un poco, pero puedo seguir.
Descubrimos los beneficios del Aquarius en detrimento del agua.
Paramos para descansar en el campo de una iglesia, y seguimos. Bendito palo.
Llegamos a Padrón, y encontramos un bar. Queda un kilómetro para llegar a la pensión, así que decidimos parar a comer.
El último kilómetro nos sentimos como andando por el desierto del Gobi. Llegamos al hostal sofocadas, en la habitación hace un calor infernal, y para colmo no funciona el aire acondicionado. Era una falsa alarma, el mando no tenía pilas. Nos ponen el aire. Tras la ducha, y a pesar del aire, el sofocón no se va. Pierdo los pudores todos y acabo en ropa interior, tirada en la cama como una estrella de mar.
Bajamos a tomar algo y a cenar. Paro en una farmacia a comprar una pomada para el dolor muscular y la segunda caja de compeed. Luego tengo que parar en una zapatería porque las chanclas que llevo me hacen un daño horrible. Le pido una bolsita a la dependienta para ponerla a modo de calcetín, por higiene, pero ella prefiere secarme los pies. Momento Jesucristo, yo sentada y la señora secándome los pies. Me acabo comprando unas chanclas de piel espantosas, blancas aún encima, pero cómodas como nubecillas. Recupero de nuevo mi mismidad, y nos vamos a cenar.
Tardé mil años en dormirme por el calor y por la luz de la luna que entraba por la ventana. Por lo que me contaron, ofrecí una serenata con mis mejores ronquidos.

- Miércoles (Día 3):
Nos levantamos antes que las gallinas. Buscamos un sitio para desayunar, y paramos en el bar del hostelero con más energía del mundo. Nos sacó fotos, nos pasó su libro de firmas de peregrinos, hizo chistes y nos dio a todas un beso en la frente antes de partir.
Fue la etapa más dura de todas al ser la más larga y llevar acumulado el cansancio y los dolores de los días anteriores. Apenas hicimos paradas (sólo para comprar Aquarius, ir una vez al baño, y cambiar los calcetines), ya que queríamos evitar el calor del mediodía y llegar antes de comer.
Hay tantas cuestas arriba que tengo que usar el ventolín. 
El desierto del Gobi de Padrón no fue nada comparado con esta etapa.
Llegamos a Milladoiro. Quedan 7 km., parece que quedan años luz.
Las otras 3 empiezan a tener prisa. Yo empiezo a no tener fuerzas, y me quedo sola. No tengo miedo a perderme, porque las indicaciones están muy bien puestas. Cuando quedan 5 km. empiezo a hiperventilar. No sé si es agotamiento o ataque de ansiedad. Ya me da igual. Me paro unos segundos, se me pasa, y se me pone un nudo en la garganta. A lo lejos ya se ve Santiago, y lloro, no sé si de emoción o de impotencia por quedarme atrás. Continúo, cojeando, tropezando, jurando en arameo y llorando un poco. Me siento tentada a sentarme y decir "hasta aquí llegué", pero quedan 4 km. y sería ridículo quedarme aquí como una niña pequeña. Sigo andando a duras penas.
Cuando entramos en ciudad, y el resto del grupo se gira para esperarme, les hago un gesto para que no sigan hasta que yo las alcance. No quiero seguir sola ni un minuto más. Pienso en todos los peregrinos que me crucé que hacen el camino en solitario; los admiro, pero yo no quiero.
Al llegar al centro de Santiago, hago yo de guía; viví en esta ciudad 6 años y les digo por dónde ir.
Atravesamos la Alameda, cruzamos Porta Faxeira, vamos por la Rúa do Franco, y al fin, llegamos al Obradoiro. Abro los brazos como Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater. Llamo a mi madre, riendo y llorando, y ya no sé qué sentir. Fui capaz, lo hice.
Entramos en la catedral, que nos recibe con un frescor que nos hace mucha falta. Le pongo una velita a una persona muy especial. En las mismas escaleras de la catedral, me pongo mis chanclas horribles. Y no suelto mi palo, que me acompañó hasta casa.


Como esta entrada me está quedando muy larga, voy a dejar los consejos para más adelante.

martes, 30 de julio de 2013

Dos días sin internet

Este fin de semana lo pasé fuera de casa, por lo que antes de irme desenchufé el router. Es una costumbre que tengo, hasta ahí todo normal. El domingo llego a casa, lo enchufo, y... no me funciona internet. Llamo a la compañía, me informan que me van a mandar un técnico. Como ayer no iba a estar en casa por la mañana, les pido que me lo manden hoy. Esta mañana viene el técnico. ¿Y a que no sabéis cuál era la avería?
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EL ROUTER ESTABA MAL ENCHUFADO. Me siento como la señora del chiste que intentaba borrar un documento de word echando tippex en la pantalla. 

lunes, 1 de julio de 2013

Primer día de playa de 2013

Ayer (¡por fin!) fui a la playa. A estas alturas de la vida, voy y cometo varios errones de principiante con respecto al sol:

- Fui a la playa en las horas centrales del día

- Estuvimos un porrón de horas

- Nos olvidamos la sombrilla

- Me eché el protector solar al llegar, y no 20 minutos antes

- Me dormí un ratito (me desperté con un ronquido mío)

- No tenía aftersun


Aunque también hicimos (algunas) cosas bien:

- Me unté protector solar factor 50 veintemil veces por cara y cuerpo

- Fuimos a dar un paseo para no chamuscarnos a la parrilla

- Y ya está.


Resultado: ahora soy como un pastelito de nata con algo de fresa. Tengo todo el cuerpo blanco, excepto los alrededores del bikini, que son rosas, como si tuviera un bañador dibujado. La cara se salvó. En los pies, como tenían arena, sólo me apliqué protector hasta la mitad del empeine. Ahora tengo la forma de tres dedos tatuados en cada pie.


Pero... ¿y lo bien que sabía la ensalada de pasta? ¿y el heladito de la merienda? ¿y el chapuzón? ¿y el paseo por la orilla? ¿y el piti después de salir del agua, con sabor a sal?


Nota mental: embadurnarme el protector solar ANTES de salir de casa, concretamente ANTES de poner el bikini y por TODOS los rincones de este cuerpecillo blanco.

domingo, 23 de junio de 2013

El camino de Santiago

Nunca es tarde si la dicha es buena. Este verano por fin voy a hacer el camino de Santiago. Bueno, sólo una parte, no estoy muy entrenada como para hacer el camino completo. ¡Pero son un porrón de kilómetros!

Vamos a hacer, unas compañeras del gimnasio y yo, las últimas etapas del camino portugués, saliendo desde Pontevedra. El itinerario es el siguiente:



- Pontevedra - Caldas de Reis: 23 Km.

- Caldas de Reis - Padrón: 18 km 

- Padrón - Santiago De Compostela: 25Km


 El primer día son bastantes kilómetros, pero como es al principio, iremos bastante descansadas. El segundo día es más light, y el tercero, aunque sea largo, será llevadero gracias a las ganas de llegar.

Un verdadero peregrino haría noche en albergues, pero como nosotras somos un poco señoritas, nos vamos a quedar en hostales. Los albergues tienen un problema, y es que se van llenando según hora de llegada. Si llegas tarde no tienes sitio, y búscate la vida. Los hostales tienen además un servicio fantástico que te envía las mochilas de un hostal a otro y así no tienes que cargar con ella. ¿Mencioné que somos un poco señoritas?

Como soy novata en esto, me estuve informando mucho sobre todo lo que hay que llevar. Voy a hacer una lista con todo lo que me hace falta, aunque seguramente se me olviden algunas cosas. ¡Se aceptan sugerencias! Las cosas resaltadas en rosa son las que ya tengo, el resto las tengo que comprar.



- Mochila grande. Suelen recomendar una entre 45 y 55 litros de capacidad. En mi caso esto no importa demasiado, ya que sólo vamos 3 días. Iré a comprarla un día de éstos, aunque preferiría pedirla prestada.

- Mochila pequeña. Como las mochilas grandes nos las llevan, conviene llevar una pequeña mochila para el agua, la cartera y poco más. Ésta ya la tengo, me compré una mochila fucsia diminuta el otro día en Decathlon.

- Ropa cómoda. Seguramente llevaré las mallas del gimnasio. Recomiendan llevar varias camisetas para cambiarse a lo largo del día, sobre todo si hace calor. También recomiendan que los calcetines y demás ropa interior sean sin costuras.

- Calzado cómodo. Algunos dicen que es mejor llevar botas de trekking, otros dicen que es mejor el calzado deportivo. Eso sí, hay que usarlos mucho en los meses anteriores al camino para que el pie se adapte bien y para evitar rozaduras. Tengo que comprarlos ya.

- Calzado de repuesto. Por si rompen, por si llueve, por si el otro calzado nos hace daño...

- Chanclas. Para descalzarse nada más llegar al lugar donde vayamos a descansar, y para las duchas.

- Neceser básico (gel, champú, desodorante y poco más). Maquillaje, te echaré de menos durante tres días. Mascarilla capilar, te quedas en casa. ¡Voy a ir hecha un cuadro!

- Protección solar facial y corporal.

- Gorro y gafas de sol. Hermosas vamos a ir.

- Apósitos tipo Compeed para las ampollas.

- Stick anti rozaduras. Éste no sé si alguien lo suele usar para hacer el camino, pero si funciona con los tacones, ¿por qué no va a funcionar con el calzado deportivo? Por probar no pierdo nada.

- Chubasquero. Porque estamos en Galicia. No hace falta más explicación.

- Otras cosas que se me ocurren:

        - Toalla de microfibra. Por si los hostales son cutres y no nos dejan toallas (aunque lo dudo).
        - Libreta y boli para tomar notas, apuntar burradas... No es imprescindible, pero puede quedar luego como recuerdo.
        - Móvil y cargador. Procuraré actualizar mi semiabandonado Instagram.
        - Cartera, documentación, dinero, tarjetas del banco y del médico. Of course.
        - Papel higiénico y/o kleenex. Porque nunca se sabe.


No menciono el saco de dormir ni la esterilla porque no nos hacen falta, y el bastón y la concha de vieira tampoco los vamos a llevar. Señoritas a tope.



Creo que me olvido muchas cosas, y al mismo tiempo me parece que voy a ir cargadísima. ¡Seguiré informando!

sábado, 25 de mayo de 2013

Post breve

Los suspiros son aire y van al aire,
las lágrimas son agua y van al mar,
los calcetines que se pierden al lavarlos
¿a dónde demonios van?

viernes, 17 de mayo de 2013

Sorteo en "The Freak Muffin Loves..."

Me apunté a un nuevo sorteo, esta vez de la mano de HariRari, de "The Freak Muffin Loves..."


Se sortean varios productos de maquillaje y unas gafas frikis muy simpáticas :)





(Pincha en la imagen para ir al post del sorteo)

¡A ver si tengo suerte!

martes, 14 de mayo de 2013

15 + 15



-        Porque empecé la carrera en pesetas. Y con el plan antiguo. 

-         Porque antes con 100 pesetas compraba 20 gominolas o 100 caramelos pequeñitos. Ahora con 0´60 € me compro dos regalices. 

-         Porque cuando era adolescente no había piercings, había pendientes en las orejas. El primero me lo puse a los 13, en una relojería y con pistola.

-         Porque fui la última generación de EGB, BUP y COU, cuando aún existían Naturales y Sociales (o "natu" y "soci") y no ese invento de "Coñecemento do medio".

-    Porque jugué con Barbies, y no me traumaticé con sus medidas de mujer imposible, para mí era una muñeca y punto. Tenía muchos vestidos comprados, pero me gustaba más hacerles modelitos con dos retales y un lazo. Y no existían las chonis de las Bratz, ni las chonis muertas de las Monster High.

-    Porque yo también bailaba el Wannabe en el recreo.

-    Porque me puse triste cuando se separaron los Take That y forraba mis carpetas con los pósters de la Súper Pop, aunque me daban vergüenza ajena las niñas histéricas que salían en la tele, antes incluso de que Justin Bieber naciera (beliebers, no tenéis ni idea, mirad a éstas).

-    Porque cuando una canción me gustaba mucho mucho, esperaba pacientemente a que la pusieran en la radio, y con una cinta virgen preparada, le daba muy rápido a "record", con una habilidad especial para evitar la voz del locutor. Me hice unos buenos recopilatorios con este método. 

-    Porque los trabajos del cole los hacía consultando la enciclopedia. La de verdad, esos libros gordos que había en las casas y te vendían por las puertas. 

-    Porque en clase de informática me enseñaron en MS-DOS. 

-    Porque de mayor quería ser bailarina.

-         Porque recuerdo el cine a 500 pesetas.

-         Porque con 15 años me teñí porque sí. Ahora me tengo que teñir porque tengo canasaaaaaaaaaaaargh!

-     Porque hoy ya es 14 de mayo, el tiempo pasa y cumplo 30 años. Aunque yo prefiero decir que cumplo dos veces 15.

viernes, 10 de mayo de 2013

Nuevas adquisiciones


Vaya mesecito de caprichos que llevo. Tengo a mi madre frita de tanto ir a Correos, hoy ya le prometí que de momento no espero ningún otro paquete (que yo sepa, aunque se aceptan sobornos, se aproxima mi cumple número veintidiez).

Hará cosa de un mes me compré por Ebay el famoso bolso de zorrito, me llegó a Correos la semana pasada. Lo vi por primera vez en el blog de Noe, Adicta a los complementos, en esta entrada. Desde entonces, no paré de verlo por todos lados.
Yo elegí el verde. Pensé que iba a tener un tono más mint, pero es de un verde un poco más intenso (da igual, me encanta). Se cierra con el pequeño corchete que tiene en la nariz. ¿Lo peor? El tremendo olor a plasticorro que desprende, aunque creo que ya se le va disipando. ¿Lo mejor? Que es una verdadera cucada que me costó unos 8 euros y sin pagar gastos de envío. Yo lo compré aquí.







 El siguiente capricho lo encargué hace unos días en el blog Hammam ifoulki. Llevaba un tiempo buscando información sobre el khol, y en un foro decían que éste en concreto no contiene plomo, lo que me dio mucha confianza. Al final pedí varias cositas: el khol con su aplicador, un pintalabios árabe artesano, y un champú anticaída (un día de estos creo que me voy a quedar calva, mi frondosa melena se cae a manojos). Inma, la propietaria del blog, me atendió de maravilla vía email. Pero no sólo eso, sino que al abrir el paquete me encontré con unos cuantos regalitos: un sobre con jabón al aceite de oliva, una piedrita de musk (ambientador para el armario) y un khol gris con aplicador, un verdadero detallazo por su parte. Me faltó tiempo para ponerme a probar los khol, pero de momento creo que tengo que practicar un poco la técnica de meteelpalitoenelojo-giralacabezaconelojocerrado.



 
 Khol gris y khol negro




 Y por último, hoy me llegó la libreta de Lolita Butterfly que conseguí en el concurso de Facebook. ¡Más linda ella!










Se trata del modelo Classic, enviado directamente desde la Lolishop! Rosa y mariposa, la combinación perfecta. ¡Me encanta!


domingo, 5 de mayo de 2013

¡Me tocó a mí!

Hace unos días publicaron un concurso en el facebook de la genial Lolita Butterfly. El concurso, llamado "Mi madre tenía razón", consistía en lo siguiente:


Os propongo un juego para celebrar el Día de la Madre: 
"Cosas en las que tu madre tenía/tiene razón y no le hiciste caso". 
Contádmelas aquí abajo (en Facebook) y la más divertida 
se llevará por la cara una libreta classic vintage.








(Pincha en la imagen para ir al post del concurso)




Pues bien, participé y... me acabo de enterar de que soy una de las ganadoras!! El premio es una libreta modelo Classic super chula: 







Me faltó tiempo para mandarle un mail con mis datos a Idoia, la autora de las historias de la fashion victim de 8 años. ¡Me hace mucha ilusión! ¡Lolita Butterfly es lo más!


jueves, 11 de abril de 2013

Tras Instagram, tengo Pinterest

Aún no sé muy bien cómo funciona, pero me acabo de crear una cuenta de Pinterest. De momento sólo sé seguir perfiles, así que voy a trastear un rato a ver si me aclaro. En los últimos meses me puse el Whatsapp, me hice un Instagram, ahora el Pinterest... poco a poco voy dejando de ser troglodita.


http://pinterest.com/s0f1t4/



lunes, 8 de abril de 2013

Regalito preparado

El otro día publicaba un pequeño adelanto de lo que iba a ser el post de hoy.




Mi madre llevaba meses preparando una caja de regalo para un bebé que iba a nacer a finales de abril. Pero el garbancito tuvo prisa, y se adelantó tres semanas, así que el día antes de ir a conocerlo, mi madre me pidió ayuda para darle los toques finales al regalo.


La idea inicial era regalarle unas prenditas de ropa, aunque a última hora le compramos también un sonajero porque nos hacía ilusión. 


Fuimos metiendo todo en una caja forrada por dentro con papel de seda, todo combinado en tonos azules.






Las dos prendas más especiales son estos dos baberos, hechos a ganchillo por mi madre hace ya meses (aunque tuvo que esperar a saber si era niño o niña para bordar el rococó rosa o azul). 






Y aquí es donde viene mi toque: mi tarea era decorar la caja por fuera. 


Se nos ocurrió pegarle unas letras con el nombre de la criatura. Las dibujé en papel, las recorté, y luego las trasladé a goma eva por el revés para que no se viera el boli al recortarlas. Mis métodos son así de avanzados.








También tenía ganas de ponerle un pompón de papel de seda. Tanto tiempo haciendo broches y tanteando manualidades, y nunca antes se me ocurrió aprender a hacer estos pompones, increíble. Tuve que mirar un par de tutoriales de Youtube para calcular el tamaño. Si me llego a fiar del primer tutorial que vi, me sale un pedazo pompón del tamaño de un balón de Nivea; finalmente el mío quedó como una hermosa coliflor azul. 

Rodeamos la caja con una cinta para poder amarrar la coliflor y no tener que pegarla a la caja, y que así no quedaran marcas. 








 ¡Y listo! A la familia de Lucas le encantaron los regalitos (y a nosotras nos encantó Lucas).





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